Nota sobre capítulo 4

sábado, 27 de junio de 2009

La canción a la que se refiere Jacob es "My hump", de Black Eyed Peas. Se que no viene al caso, pero necesitaba que Jacob hiciera algo para enfriar la situación, ya saben como es Bella de calentona jaja. Y pues aqui les pongo una foto de como me imagino la cascada. Es que por supuesto que Jake y Bells tambien debian tener un lugar especial como el claro! Ademas, este es mas bonito (guiño). Espero les este gustado, y que no este muy subido de tono, porque todavía no llega lo verdaderamente bueno jaja.


Cap.4 "Pequeño Paraíso"

Desperté con el Sol dándome en la cara. La noche había sido fresca y había dormido con la ventana bien abierta. Por eso se me hacia raro que no estuviera nublado, a estas horas, esta época del año y en este lugar del país. Me levanté y puse mis manos en el marco de la ventana. Deje que los rayos del sol bañaran mi piel y me llenaran de energía. Así que así se sentía. Era el primer día del resto de mi vida. Mi vida como humana. Era extraño escucharlo; cualquier otra persona no le vería el significado que le daba a mi existencia el haber terminado con mi primer novio. Para ellos nada cambiaba, porque nunca habían tenido la oportunidad de decidir entre la vida eterna o la existencia mortal. No era algo que se podía a tomar a la ligera.
Me puse a recordar momentos del día ayer. Ese día había empezado tan dolorosamente, pero mientras la tierra giraba también mi vida había dado un vuelco de 180 grados. De lo eterno, a lo temporal. Del lujo y extravagancia, a la sencillez. Del frío al calor. Y por lo que veía, el mundo estaba contento con mi decisión. Era un bonito día, perfecto para pasarlo con Jacob.

Me di una ducha larga y fría, dejando que el chorro de agua relajara mis músculos y me refrescara. Me sentía viva, como si me hubiera quitado un peso de los hombros.
Ya vestida, bajé a desayunar. La patrulla de Charlie ya no estaba. Me serví un cereal y me puse a divagar de nuevo. Ahora que había terminado el instituto, no tenía planes futuros. No me había inscrito a ninguna universidad, entonces tenía el semestre libre. Pensé en conseguir un trabajo que no fuera el negocio de los Newton. Quizá podría juntar un poco mas de dinero mientras pensaba bien mis opciones educativas. De verdad quería ir a la universidad ahora que lo tomaba en cuenta, quizás pudiera esperar un año mientras Jacob terminara su ultimo año de prepa, y estudiar algo juntos. Si, podíamos juntar dinero para mudarnos de una vez… Sonreí para mis adentros; sabia que me estaba yendo demasiado lejos en mis planes, pero ahora todo lo veía con claridad. Veía mi vida realizada a su lado, y veía el final que iba a tener. Un final feliz, como de cuento de hadas.

Sonó el teléfono y me despertó de mi imaginación. Desorientada me levante para contestar.
- ¿Diga?
- Buenos días, Caperucita. – Era la voz que quería escuchar. La única voz que importaba ahora.
- Hola, Jake. Me da gusto oírte.
- ¿Lista para salir?
- ¿A donde? Todavía no hemos hecho planes. – Anoche no habíamos quedado en nada realmente.
- No los necesitamos, conmigo todo es espontáneo, nena. Te veo en poco tiempo, pasaré por ti. Toma tu traje de baño y una toalla.
- Claro, señor espontaneidad.
Si tenia planes después de todo. Supuse sin duda alguna que iríamos a la playa, pues que mejor lugar para pasar en un día soleado.




Que buena sorpresa le iba a dar a Bella cuando viera en que llegaría a su casa. Yo se que ella extrañaba mucho este medio de transporte. Incluso la dejaría manejar, si es que no lo había olvidado ya. Hoy era un día especial. El primer día del resto de mi existencia, y no podía haber mejor clima para festejarlo.
Mientras aumentaba la velocidad de la moto, sentía el viento fresco golpeando mi cara y mi pecho; era casi como cuando corría en el bosque, la noche anterior. La noche anterior… no era necesario informar a Bella de la visita de Edward, era demasiado fuera de lugar y no quería que se deprimiera otra vez. Se oía de bastante buen humor en el teléfono.
Llegue por fin a casa de Bells, y estacione la moto afuera, no sin antes hacer rugir el motor como un león de mal humor. Vi como se movían las cortinas de la cocina y en pocos segundos allí estaba en la puerta. Llevaba unos sencillos pantalones de mezclilla, zapatillas converse y una playera de botones a cuadros azules. Se veía perfecta. Bella no necesitaba mucho tiempo frente al espejo, porque ya de por si era hermosa. Su cabello largo y castaño siempre tiene un brillo como de seda, y enmarcaba perfectamente los huesos delicados de su cuello. Me derretía al pensar que ahora todo eso era para mí, y no lo tenía que compartir.
Me quite el casco mientras ella se acercaba con cara de sorpresa al ver la monstruosa moto negra que alguna vez le perteneció.
- Sorpresa. – Tomé su rostro entre mis manos y deje que mis labios rozaran los suyos, muy ligeramente, casi como una caricia mas que un beso. Bella cerró los ojos y me tomó de la cintura, mientras abría ligeramente la boca. Pasé la punta de mi lengua por su labio inferior muy lentamente, mientras saboreaba su aliento fresco que olía a hierbabuena. Bese solamente su labio inferior, mi favorito, y luego uno mas pequeño en la comisura de los labios.
- Ya puedes abrir los ojos, Bella. – Le dije, mientras le daba otro beso en la frente.
- Jacob.. – me dijo, sonriendo, mientras me abrazaba fuerte por la cintura y yo rodeaba sus hombros con mis brazos, olfateando las flores de su cabello.
- ¿Lista para irnos?
- Mas que lista, ¿pero a donde vamos?
- Bueno eso depende, ¿todavía recuerdas como manejar la moto?
Torció un poco la boca, como dudando. Quizá Bella podía manejar otro día.
- Súbete, yo manejo. Quiero que conozcas un lugar.
Le puse el casco y emprendimos el viaje.




Habíamos tomado la carretera de vuelta a la Push, entonces pensé que mi sospecha de la playa era correcta. No sabía si ahí era a donde nos dirigíamos, pero no me importaba. Ir abrazada a la cintura de Jacob mientras aceleraba me hacia sentir mariposas en el estómago. El viento era frío a pesar del sol, y yo no iba nada abrigada, pero el cuerpo de Jacob me protegía, además que me ayudaban mucho sus grados centígrados sobre la media. Podía sentir los músculos debajo de su playera de algodón contraerse cada vez que tomábamos una curva o cambiaba de velocidad.
Cuando estábamos a punto de bajar por el camino hacia la playa, Jacob tomo otra curva hacia un camino de tierra, que llevaba hacia los bosques que colindaban con el acantilado, el mismo en el que casi me mato. Me pregunte que hubiera pasado si nunca hubiera cometido aquella tontería. Quizá las cosas no serían tan diferentes del día de hoy. O quizás serían absolutamente lo contrario; yo seguiría hundida en un mar de miseria sin poder entregarle mi corazón a la persona de la que ahora estaba aferrada para salvar mi vida. Porque literalmente, Jacob era mi salvavidas.
Seguimos por entre los árboles, pero íbamos hacia arriba, hacia las montañas. No habíamos llegado todavía muy alto cuando Jacob giró de nuevo, y ahora íbamos paralelos a ellas, adentrándonos en el territorio quileute. Nunca había estado en esta parte de la Push. Aunque no había mucha diferencia, seguía siendo muy.. ¿verde?.
-Ya casi llegamos. – Oí gritar a Jacob sobre el sonido del motor, y me aferre mas fuerte a el. Seguimos por otros pocos minutos, cuando los árboles se fueron haciendo cada vez menos abundantes y la hierba del suelo era mas suave y alta. Jacob detuvo la motocicleta y apagó el motor. Fue cuando pude escuchar el sonido de agua.
Bajamos de la moto y Jacob me quitó el casco, alborotando mi cabello con su mano y tomándome de la otra para que lo siguiera. Después de dar unos cuantos pasos lo pude ver: era una pequeña cascada de no mas de 6 metros de altura, rodeada de rocas grises y abundante vegetación. Terminaba en una pequeña laguna, tan clara que podía ver las rocas del fondo, que no era muy profundo, y algunos peces pequeños nadando. El Sol, que ahora se encontraba en su punto mas alto, entraba por el agujero de los árboles apretujados, creando un solo reflejo en el punto donde caía el agua. Era hermoso, y daba una sensación de tranquilidad y bienestar. No parecía un lugar que mucha gente conociera, era casi como estar en una isla desierta, con ningún otro sonido más que el del agua cayendo.
- Sabía que te gustaría. – dijo Jake, mientras me daba un dulce beso en la mejilla.
- ¡Es hermoso! Es tan tranquilo.
- Lo se. No se si alguien mas conozca el lugar; lo descubrí hace poco. Vengo aquí cuando quiero alejarme de las voces.
Me quite la mochila que llevaba en la espalda, mientras respiraba la brisa fresca y sentía algunas gotitas que el viento llevaba hacia mi rostro. Así que por esto era el traje de baño.
- ¿Quieres nadar? – dijo, como leyéndome la mente. Me sonrió y se empezó a quitar los zapatos rápidamente, mientras se acercaba al agua y se iba quitando las prendas. Parecía un niño pequeño excitado por una visita a disneyland, que se apresuraba por subirse al primer juego. Pero Jacob no era ningún niño. Justo antes de entrar al agua, volteo a mirarme y pude admirar su cuerpo esbelto. No era como si no lo hubiera visto antes, era normal que andara con el torso desnudo y unos shorts de mezclilla. Pero no dejaba de crear ese efecto en mí; su piel oscura se adhería a los músculos bien desarrollados de su abdomen. No podía dejar de mirar el discreto camino formado por delgados vellitos que iban desde su ombligo hasta el botón de sus shorts, los cuales no subían mas de la línea en donde perfectamente se podía ver donde comenzaban sus piernas y terminaba la cadera. Me sonrojé al pensar en esa parte de el; lo único que no conocía de Jacob Black, mientras el me daba la espalda y se hundía en el agua. Salió remojado y se posó debajo de la caída de agua, mientras se pasa las manos por el cabello. No tenía nada que envidiarle a esos modelos de los anuncios de Levis.
Me dispuse a despojarme también de mis ropas para unirme a el.




Quería darle privacidad mientras Bella se quedaba en bañador, pero no podía evitar abrir los ojos mientras estaba dentro del agua y ella en la orilla. Se fue desabotonando la playera, un botón a la vez, mientras se quitaba las zapatillas sin desatar con los pies. Era algo increíble. Nunca había visto a Bella en traje de baño, pero sabía que era una chica tímida y supuse que usaría un bañador de una sola pieza o algo así. Pero estaba equivocado. Bella había traído un bikini negro, que muy apenas llegaba a cubrir su cuerpo, solo aquellas partes importantes. Su piel blanca como la leche contrastaba muy bien, dándole un aspecto de ángel recién caído. Podía ver el contorno de sus senos, pequeños, redondos y perfectos. Su pequeña cintura era complementada por un estomago plano, no como el de alguien que hace ejercicio, supuse que Bella era flaca por naturaleza, pero eso no lo quitaba lo perfecta. Sus caderas estaban adornadas por los delgados hilos retorcidos del bañador, y sus delgadas piernas parecían dos torres blancas sosteniendo su cuerpo. Era hermosa. Mi Bella era la mujer mas hermosa en la faz de la Tierra.
Debió darse cuenta de mi mirada, porque su rostro tomo un color rosado, y se mordió el labio. Le regalé una sonrisa para que tuviera confianza, y le indique con el brazo que entrara en el agua.

Ella fue entrado poco a poco al agua, que no nos tapaba mas arriba de las hombros en algunas partes, y en otras muy apenas llegaba a nuestra cintura. Llegó hasta mis brazos y pude verla a pocos centímetros de mi rostro. Me reí fuerte. Tenía los labios morados y la piel de gallina.
- ¿Cuál es la gracia? ¡Me estoy muriendo de frío! – dijo, tratando de sonar ofendida, pero me dio aun mas risa oírla porque los temblores modificaban su voz, haciéndola sonar como niña pequeña.
Se abrazó a mi cuerpo mientras seguía temblando, y yo empecé a acariciar sus brazos con mis manos, esperando que la fricción le provocara calor mientras se adaptaba a la temperatura. Pero Bella no era la única que se estaba calentando. Así abrazados, podía sentir el cuerpo que hace poco estaba admirando; incluso podía sentir la silueta de sus senos y sus pezones erectos por el frío a través de la delgada tela del bikini, oprimiéndose contra mi pecho desnudo. Que no se le ocurra besarme ahora porque no me controlo, pensé. Pero claro, era Bella. Le encantaba provocarme. Inconscientemente, pero lo hacía. Besó ligeramente mi mandíbula, mientras apretaba sus manos contra los músculos de mi espalda. Moví mis brazos hacia los huesos de su pequeña espalda, y la apretuje aun mas contra mi. Fui bajando, sintiendo cada uno de las vértebras de su columna, pasando por el delgadísimo hilo que sostenía la parte superior del bañador, hasta llegar a los dos pocitos que se formaban en la parte baja de su espalda. Baje la mirada, para verla de nuevo en los ojos. Ella solo enfocaba en mi boca, pero no hacia ningún ruido.
- Bella, ¿sabes que estas sacando el adolescente hormonal e irresponsable escondido dentro de mi, verdad?
Sonrió, pero con una sonrisa torcida y coqueta, que no conocía de ella.
- Si, me doy cuenta.
Mierda. Esperó que no se refiera a lo que estoy pensado.
Le seguí el juego.
- ¿Y quieres que ese adolescente hormonal salga de su escondite?
- Eso depende.
- ¿Y de que?
- Si el adolescente hormonal e irresponsable sabe besar tan bien como el Jacob maduro y consciente.
Ja, apuesto que dentro de ti también hay una adolescente hormonal queriendo salir a flote.
- Puedes comprobarlo y luego me cuentas.

No podía negárselo. Ella me controlaba a su antojo con solo sonreír. Porque ya no había retorno, le había puesto mi corazón en bandeja de plata, y ella lo había tomado, guardado en su cofrecito de tesoros y tirado la llave al mar. Pero yo estaba gozando sin duda alguna mi rendición. La besaba con pasión y urgencia. Era indescriptible como sus labios se iban amoldando a los míos, una y otra vez, con cada movimiento que hacia. Su lengua rozando la mía, y viceversa, mientras iba descubriendo cada rincón de su boca. Sus brazos alrededor de mi cuello, y sus manos aferrados a mi cuero cabelludo, mientras yo recorría los costados de su espalda y el comienzo de sus caderas, pasaba mi dedo por su ombligo, sin valor para ir mas abajo, pero si para deslizar mis manos por la línea de la parte inferior de su bikini. Ella movió sus manos hacia mi pecho, mientras arqueaba su espalda y me atraía hacia abajo. Tomé sus manos y rompí el beso, para llegar hasta su cuello y recorrer el camino de su barbilla hasta su oreja derecha; mordí ligeramente su lóbulo, siendo cuidadoso de no lastimarla. A través del sonido del agua que se arremolinaba debajo de nosotros, pude escuchar un pequeño gemido, tan silencioso que estoy seguro de que cualquier otro ser humano no lo hubiera notado, pero sin duda, el sonido mas sexy que jamás había escuchado.
Seguimos así por no se cuanto tiempo, sin notar nada mas a nuestro alrededor, como si en el mundo solo existiera ese mágico lugar, justo en el medio de ningún lado, y nosotros dos en el. Era en estos momentos cuando podía comprender a todos los poetas, y lo que intentaban describir en sus poemas, que antes me parecían cursis y empalagosos. Pero todos ellos se quedaban lejos de lo que en realidad era. Ni siquiera yo podría describirlo. ¿Mágico?¿Incomparable? No se que palabras usaban los poetas, pero todas ellas se quedaban cortas.
Hubo un momento en que tuve que alejarme un poco, porque casi y olvidaba como se respiraba. Besé suavemente sus ojos y la tomé de las manos. La admiré un momento. Admire nuestro cuerpos, pegados uno al otro. El tono blanco fantasmal de su piel hacia un bonito contraste con la mía, mas oscura y rojiza. No podía evitar pensar en la leche con el chocolate. Me reí, idiota Jacob, tenía que arruinar el momento perfecto. Ella se rió conmigo, sin saber bien de que.
- ¿Qué pasa? – dijo, todavía con la voz algo entrecortada por las respiraciones profundas.
- Mix your milk with my cocoa, baby. – dije, recordando aquella canción que estaba de moda, y que nos quedaba como anillo al dedo. Nos reímos juntos por un buen rato, casi parecíamos idiotas. Finalmente nos separamos y comenzamos a juguetear. No había arruinado el momento, simplemente nos estábamos relajando y le seguimos disfrutando.
Disfrutando de nuestro pequeño paraíso. Si fuera un sueño, no querría despertar nunca mas.

Cap3 "El vampiro mas triste"

jueves, 25 de junio de 2009

Salí a correr. La noche era mágica, y no era como si me pudiera dormir. Sentía la adrenalina correr por mis venas. Nadie estaba transformado, no escuchaba ninguna voz intrusa. Solo sentía el viento fresco golpeando en mi hocico, y el olor de la tierra húmeda debajo de mis patas. Me pregunté si ahora que no había sanguijuelas en Forks, me era posible cruzar los límites de su tierra. Supuse que así era puesto que no habría quien reclamara. Incluso me puse a pensar en que pronto podría dejar de transformarme, para poder envejecer junto a Bella. Sonreí para mis adentros. Envejecer con Bella… claro, todavía podía seguir haciéndolo por un par de años, a fin de cuentas seguía viéndome mucho mayor que ella.
Perdido en el mundo feliz de mi cabeza, no me di cuenta cuando ya había cruzado el límite, hasta que el bosque de repente se fue abriendo hacia un claro. Estaba en territorio enemigo; era la casa de los Cullen. Mas bien dicho, la extravagante y pretenciosa mansión de los Cullen. Dudé un poco en acercarme mas. ¿Y si seguían allí? Pero todas las ventanas estaban oscuras. No había señales de vida ni de chupasangres. Paré en seco a olfatear. Todavía quemaba. Pero era lógico, si no llevaba mas de un día sin habitarse. Que me importa, pensé. Esta casa no traía mas que malos recuerdos. Me di la vuelta para emprender mi viaje de regresó a la Push, cuando escuché algo detrás de mí. Definitivamente los árboles se habían balanceado de forma extraña, como si algo hubiera estado detrás de ellos y se hubiera movido de lugar. Gruñí hacia el bosque, y un grupo de aves que se encontraban ahí salieron volando, creando un ruido molesto de batir de alas. Cuando por fin se callaron, pude escuchar de nuevo movimiento, otra vez detrás de mí. Alguien me estaba jugando un juego, y yo ya estaba molesto.
- No ataques, por favor.
Una voz de entre las sombras. Y yo sabía perfectamente a quien pertenecía. ¡Lo sabía, era demasiado bueno para ser verdad!.
-Si Jacob, soy yo. ¿Podrías transformarte para poder hablar?
Por fin salió de entre las sombras de dos árboles abrazados. Edward Cullen, asqueroso chupasangre que mantuvo alejado al amor de mi vida por tanto tiempo. Mas vale que tengas algo bueno que decir.
Cuando por fin me encontraba en mi cuerpo de humano, vestido con mis pantaloncillos le di la cara para verlo mejor. Se veía diferente. No tenía esa estúpida cara de arrogancia y superioridad que le conocía. De hecho se veía.. destrozado. No había otra palabra mejor para describirlo. Sus ojos reflejaban dolor y desesperanza. Parecía ser la persona mas desdichada de Forks; el vampiro mas triste de la Tierra.
Pero no sentía lastima por él. Por muchos meses me sentí como el se siente ahora; abandonado por la persona que mas ama. ¿Qué se siente tener los papeles invertidos, sanguijuela imbécil?
- No tienes que ser tan cruel, Jacob. Finalmente tuviste tu final feliz, no me lo eches en cara.
- Lo siento. – No lo siento. – Pensé que te habías marchado, por tu propio bien.
- Eso es mas o menos lo que pienso hacer. Solo esperaba poder hablar contigo por ultima vez.
- ¿Conmigo? ¿No vas a querer una última pelea verdad? Yo creo que Bella ya decidió quien es el ganador.
No dijo nada. ¿Entonces si quería pelear, eh? Bueno en ese caso…

-No tendrías oportunidad alguna contra mi, perro. Puedo saber exactamente lo que planeas antes de que siquiera hagas movimiento alguno. Pero no voy a pelear contigo, no podría hacerle eso a Bella. No la dejaría sola. Ella quiere estar a tu lado, y yo lo voy a respetar. Solo quería pedirte que la cuidaras. No te alejes de su lado. Y se.. – su voz se quebró. Cruzó los brazos y se toco la frente con los dedos. Realmente estaba sufriendo. – Se el hombre que yo jamás podré ser para ella.
- Puedes apostarlo.
Edward me miró como dudando. ¿Qué? ¿Quieres que te firme un contrato o algo así? Nunca dejaría a Bella. Ella es mi vida y nada podía cambiar eso.
- ¿Estas seguro? – dijo el vampiro, levantando la ceja.
- Estoy seguro de lo que siento.
- Jacob, me es raro que no consideres las leyendas de tu raza. ¿Qué pasaría si te imprimaras de otra persona?
Pensé en Sam y Emily, y lo que le hizo a Leah. Pero eso no me podía pasar a mí. Jamás haría algo así ni aunque me cayera un ángel del cielo y me imprimara de él. Claro, no podía saber que se sentía imprimarse de una persona, a como me lo han contado es mas una obligación que un deseo. No. El amor por Bella era mucho mas grande que eso. Yo había elegido amarla. Nadie se interpondría en nuestro camino esta vez.
- Yo solo quiero que Bella sea feliz, Jacob. Y si ella piensa que lo va ser a tu lado, entonces te agradezco que tu la aceptes también. Por favor, no cometas mis errores. No la dejes ir. Si alguna vez se arrepiente…
-¿Piensas que se puede arrepentir? – le pregunté, tratando de sonar ofendido, pero la realidad era otra. Bella podía volver a desear al chupasangre si quería. Y no me importaba, la había perdido una vez, y podía perderla de nuevo, yo simplemente me desvanecería. - Entiende, Jacob. Por supuesto que sería feliz si quisiera volver conmigo, pero no creo que eso pase. Bella por fin se dio cuenta de lo que realmente desea, desea seguir respirando y viviendo de la manera mas normal posible, y a mi lado es imposible esa realidad. Yo lo supe desde el principio. – Se pasó la mano por el cabello y cerró los ojos. Después dijo mas para si mismo que a mi. – Me hubiera gustado que se diera cuenta antes de amarla tanto.
Guardamos silencio. Era increíble como Bella podía enamorar a dos personas a la vez sin ni siquiera intentarlo, y de una forma tan pasional. Quizás por eso tardo tanto en comprenderlo. Sabia que ella nos amaba a ambos, y si por ella fuera encontraría la forma de tenernos a los dos para no lastimarlos. Bonito cuento que sería. Edward sonrió.
- ¿Tu no estarías muy dispuesto a compartirla, verdad?
- Gracias a Dios me a elegido a mi. – Por fin.
- Lo sé. - Estaba a punto de quebrarse. – Los dejo solos, Jacob. Solo… cuídala. Sean felices.
Mi miró por última vez. Sus ojos reflejaban un dolor inmenso, como si alguien le hubiera abierto una herida en su pecho y estuviera estrujando su corazón hasta hacerlo pedazos.
- Edward yo.. – Pero ya se había marchado. Había desaparecido del lugar en un parpadeo. – lamento haberte arrebatado la razón de existencia.

Margaritas

lunes, 22 de junio de 2009

Despues de tres clases seguidas, ya no podía mas. Caminé hacia mi casillero a dejar todo lo que ya no me servía y recoger los libros para las siguientes clases.
En esos tiempos yo no hablaba con nadie.
32-20-32.
Había una margarita sobre todas las cosas. Y una nota.
¿Como lograba dejarla ahi?
Sonreí.
..
..
-Me he dado cuenta que las margaritas te gustan mas que las rosas.
Fue la primera vez que escuche tu voz. Ahí fue. Cuando el mundo blanco y negro que me rodeaba comenzó a convertirse en un paraíso lleno de colores.
-¿Por qué haces todo esto por mí? Tu no me conoces.
-Te conozco, Sofía. Te he esperado toda mi vida.
Aparentemente yo te he esperado toda la mía.

Cap. 2 "Estaba escrito"

Nota: El Jacob POV estará en azul, y el de Bella en amarillo de ahora en adelante.

________________________

Cuando por fin dejo de llorar. Me besó. Por primera vez en su vida, Bella me besó. No como algo obligado, o forzado. Fue algo que nació de su corazón. Y yo que pensaba que no había nada mejor que sus labios diciendo mi nombre, no se comparaba con sus labios puestos sobre los míos. Salados por las lágrimas, pero suaves y jugosos. Fríos. Era un pedacito de cielo para mí. La tomé suavemente la cintura y acerque un poco nuestros rostros. Ella rodeó mi cuello y se poso sobre sus rodillas, para estar a la misma altura que yo sentado. Mordí suavemente su labio inferior, y ella sonrió contra mis labios. Se llamaba destino.
- Te amo Jacob – dijo cuando la solté para sonreír también. – Desde ahora no hay nada aparte de ti y de mi. Y perdona… - la interrumpí con un rápido beso.
- Amor, por favor no lo arruines pidiendo disculpas. Hoy me has dado el mejor regalo del mundo, y con eso es suficiente para olvidar todo lo que he sufrido por ti. – hizo cara de que iba a empezar a protestar, pero la volví a besar. Y es que ahora que sabia que no rechazaría mis besos, como antes, no podía parar. Sus labios se amoldaban perfectamente con los míos, eran como dos piezas de rompecabezas encajando. Intentaba mantener nuestro beso dulce, pero la satisfacción que me causaba saborearla, me obligaba a abrazarla mas fuerte para sentirla mas cerca. Ella seguía sin protestar. Sus manos comenzaron a envolver mis brazos y tocaban suavemente mi piel. Era como envolverse en una manta de seda.
Finalmente rompí el beso y pose mi frente en la de Bella. Mire sus ojos para extasiarme una vez mas de la realidad que había en ellos. Amor. Deseo. Por fin lo veía. Me deseaba tanto como yo a ella.
Pero era todavía muy pronto para pensar en ello. En sus ojos también había dolor, y sabia que tenia que darle tiempo para asimilarlas cosas, y dejar que el vampiro, mi fiel rival, abandonara su corazón.
La tome de la mano y la levante. Caminamos así por la orilla de la playa. El sol ya se había escondido y el cielo era de un color azul, reflejando el mar. No le pregunte nada mas. No necesitaba saber, sin embargo Bella llenaba de vez en cuando el silencio con respuestas a preguntas que no me atrevía a formular.
- Se fueron ya de Forks … Me prometió que no volvería a molestarme ... No me pude despedir de Alice ...

Después de un rato de disfrutar de su compañía, se despidió de mi. Pero prometió volver al siguiente día. Aun tenía que hablar con Charlie y explicarle la situación. Me beso por ultima vez en los labios, y yo le regale en beso suave en la frente.
- Todo estará bien, Bella. Te amo.
Sonrió. Sonrió para mi. Sonrió por mi.
- Lo sé.



Estaba hecho. Ya no había vuelta atrás. Pero yo no me arrepentía. Fue terrible, pero las cosas se iban a poner mejor. El amor de Jacob, ahora que era oficialmente mío (supongo que siempre lo fue, pero ahora yo lo aceptaba con gusto), opacaba el dolor que sentía por despedirme de Edward.
Por supuesto que iba a doler, no se por cuanto tiempo, pero iba a doler. Eran demasiados recuerdos felices a su lado. Edward me ayudó a comprender tantas cosas. Fue como una estrella fugaz que pasaba por mi cielo sin luna para iluminarlo por un momento. Pero ahora en mi cielo existía el Sol, y nada lo podría mover de ahí.
Quizás estaba escrito. El destino, o como lo llamen. Quizás Edward era la llave para llegar al corazón de Jake, por extraño que suene ahora.
Sin embargo, recordar su rostro casi causaba a mi corazón saltarse latidos. Una figura tan perfecta fuera de este mundo. Exacto. Edward no pertenecía a mi mundo, ni yo al de el.
Estacione el coche fuera de mi casa y me di un momento para secarme las lágrimas antes de entrar. La patrulla de Charlie ya estaba estacionada. Suspiré. Al menos, decírselo a Charlie no sería difícil. No me sorprendería que llorara de felicidad.

Cuando entre a la cocina mi padre estaba cenando el spaghetti que le deje a calentar antes de salir. Me miro extrañado y me invito a sentarme a su lado.
-Hola papá.
- Tienes algo – dijo sin rodeos. Mi miro de reojo y dijo molesto - ¿Te hizo algo ese chico de nuevo?
- No yo… yo terminé con él.
Dejo de comer súbitamente. Clavo sus ojos en los míos y sentí como digería la noticia. No se si no me creía, pero no salto de felicidad como pensé que lo haría.
- ¿Estas bien? – yo se que Charlie no es a los que les das detalles sobre el rompimiento con tu novio.
- Lo estaré. Fue por Jacob, papá.
-Pero por supuesto Bella, ¿Por qué otra cosa terminarías con Edward? Que bueno que por fin lo decidiste.
¿Qué acababa de decir?
-¿A que te refieres?¿Porque no te sorprendes?
-Bella, yo sabía que este día iba a llegar. El día que te dieras cuenta de que Edward no era para ti. Has sufrido tanto por ese chico, que cuando regreso lo único que quería era tomar mi rifle y darle en los..
-¡Papá!
-Es que hija, no te diste cuenta como sufrí yo contigo. Ni como sufrió Jacob por ti. Pero yo le prometí al chico que todos sus esfuerzos no serian en vano; que tu eres una mujer inteligente y que elegirías lo mejor para ti y para todos. Se que tardaste en decidirte porque Edward es tu primer amor, y siempre lo será. Siempre lo llevaras contigo. Pero ahora veras como las cosas se van a equilibrar. Jacob es para ti; lo supe incluso desde que jugaban juntos de niños. Tu solías estar enamorada de chiquilla de Jake, quizás ya no lo recuerdas. Pero ya estaba escrito. Edward fue solo algo pasajero.

En mi vida hubiera creído que escucharía a mi padre darme un discurso sobre amor. Y aunque era raro, el no podía tener mayor razón. Le sonreí y el beso en la nuca, mientras volvía a tomar un bocado de spaghetti.
Ya no había nada mas que decir. Las cosas poco a poco se irían acomodando solas. Y todo sería fácil, por primera vez en mi vida.

Cap. 1 "Amor de piedra"

sábado, 20 de junio de 2009

Maldita vida que me toco. Todo se complica. Sobre todo estos instintos que no me dejan vivir en paz. Si no fuera por ella, ya no sería Jacob Black. Probablemente viviría en forma de lobo escondido entre los árboles, devorando lo que me encuentre a mi paso para tratar de olvidar el idiota destino que me mando esta maldición. O bendición, que se yo. Quizá sí sea la mejor forma para obtenerla. Si me deshago de ese estúpido vampiro “señorito perfección”. No, Bella no me lo perdonaría, entonces tampoco la obtendría. Me quedaría solo, además con una culpa inmensa por dejarla sola a ella. Ya sé lo que tengo que hacer. Olvidarla. Dejar de verla. Mandarla al carajo. -"Jacob, Bella te fue a buscar a tu casa, dijo que te esperaba en la playa. Embry la está cuidando en lo que llegas. Ella no lo sabe." -"Gracias, Leah."Ahí vamos otra vez, la misma historia de siempre. Ella sonreirá y yo volveré a caer perdido en el inconmensurable cariño que le tengo. Y seré suyo otra vez, aunque ella no me acepte. Seré todo suyo, sin poderlo evitar.



Mirarla se podría comparar como tomar una dosis de éxtasis. Si me olvidaba de la realidad, que todo era una ilusión y jamás podría pasar de un amigos x siempre, me daba el subidón. Olvidaba tomas mis agonías y me concentraba solo en ella. En hacerla feliz. Pero hoy, era diferente. Al llegar a la playa, se encontraba donde las olas rozan la orilla de la playa, con los pies en el agua, mirando hacia el horizonte. El sol estaba en su punto mas bajo y pintaba todo de rojo. Incluso su cabello se veía mas oscuro y le endurecía la cara. Pero no era solo eso. Tenia una mirada fría, pensativa. Como si estuviera preparándose para una pelea de box y pensara donde darle mas duro a su oponente. Solo esperaba que su oponente no fuera yo.
Me acerque a ella lentamente, mientras percibía cada vez mas fuerte su aroma. Bella, cuando no llevaba ese hedor irritante de vampiro, olía como a una flor. Una flor que todavía no conozco, pero que se que existe y seguro lleva su nombre.
- Jacob.. – sonreí sin poderlo evitar. El sonido de mi nombre saliendo de sus labios era la cosa mas dulce. Pero seguía con esa mirada dura.
- Bella, ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
- Necesito hablar contigo. – Entonces, se acerco a mí, con sus ojos clavados en los míos, he hizo lo que menos me esperaba. Levantó su mano hacia mi rostro y acaricio mi mejilla tan suavemente, que no pude evitar a mi corazón saltarse uno o dos latidos. Tenía algo que decir, algo importante. Y solo había dos cosas importantes que podía decir que cambiarían el resto de mi existencia. Cada una de ellas dibujando un camino completamente opuesto. Uno doloroso, sin sentido, casi asesino. Y el otro, por el que había deseado desde el día que la conocí, que cambiaría los colores del mundo y lo haría todo mas fácil. Y me haría feliz.

- Bueno, escupe ya, cariño. No me puedes dejar así con la duda.
Fue lo único que pude decir después de que nos sentamos en el árbol tan familiar para nosotros. En donde por primera vez había notado sus oscuros ojos, y la manera en que se mordía el labio cuando termina una frase.
Ella no decía nada, solo me miraba fijamente a los ojos, como dudando. Así que fui paciente, y le di todo el tiempo necesario. A fin de cuentas, ya tenia una idea de lo que venía, y yo necesitaba prepararme también.
- Vaya, no pensé que me fuera más difícil que lo que hice ayer…
Se mordió el labio, y miro el horizonte. ¿Y que hizo? Rayos, ¿Por qué no era mas directa? Si para ella era difícil, para mi lo era más. – Jacob.. – otra pausa larga. – Es que me da mucho miedo de lo que pueda pasar después de que te lo diga. Y no hay forma fácil de decirlo, así que yo sólo – pero su voz se empezó a entrecortar. Vi la primera lagrima caer y fue lo que arranco de mi esa agresividad feroz de romper en pedazos al cabrón que la lastimó. Pero en vez de eso, hice lo único que podía hacer; abrazarla fuertemente y demostrarle todo mi cariño, para que entienda que pase lo que pase jamás estará sola.
- Dime de una vez que te hizo el chupasangre para poder empezar a planear mi venganza y evitar que te vuelva a romper el corazón.
Pero mis palabras no fueron de mucha ayuda, y Bella empezó a llorar más. No tenia idea de lo que estaba pasando, pero seguí haciendo lo mío. Después de unos minutos sollozando entre mis brazos, por fin levantó la cara y me miró a los ojos.
- Jacob, el nunca me haría daño y lo sabes. Es que esta vez… fui yo quien le rompió el corazón.
¿Acaso estas soñando, Jacob Black?
- ¿A que te refieres? – la mire incrédulo a lo que acaba de escuchar. Pero simplemente se volvió a morder el labio, y miró hacia el mar. Tome su cara entre mis manos y le sequé las lagrimas, la obligué a mirarme a los ojos hasta que por fin lo hizo. En ellos había una mezcla de vergüenza, tristeza y.. ¿era eso pasión? – Bella, por favor, dime lo que hiciste.

- Lo siento Jake. Es que me siento como un monstruo. Lo único que hago es dañar a la gente. Dar esperanzas, romper corazones, usar a los que me quieren como pañuelos, mientras mi idiota corazón no se puede decidir. – dijo, entre un mar de lágrimas. – Pero eso se acabó Jake. Es que Edward y yo se acabó. Ya no existe. Lo terminé.



Alguien golpéeme de una vez, y despiérteme de este sueño.

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- ¿Por qué?
- ¿Por quién mas, tontuelo? –todavía estaba llorando, pero le creía. Me miraba con amor, y sí, era pasión. Se secó las lágrimas y hasta sonrió un poco. – Lo hice por ti. Por nosotros.
- No lo entiendo.
- Ayer tuve un sueño…


-¿Quieres entrar mas al agua, cariño?
Era yo. Pero me veía diferente. Estaba en esta misma playa. Ella era la cosa mas perfecta que había visto. Tan pequeña y tan frágil. Pero tenía tanto de ti. Tu cabello oscuro, y tu sonrisa. Creo que tenía mis orejas. La tenía abrazada en mi pecho y jugábamos con las olas. Nos veíamos tan… felices. No había miedos. No había amenazas. Nada mas que el mar, la arena.. y el Sol. Tu no estabas en el sueño Jacob, pero sin embargo, te sentía ahí. No se porque, pero sabia que tu formabas parte de esa dicha. No podría ser de otra forma.
- Mami… dijo sonriendo.
Fue ahí. En ese preciso momento. Ahí supe mi destino.


-Cuando desperté, fue lo mas doloroso del mundo. – otra vez había lágrimas en sus ojos, llenas de dolor y desesperación. – Edward lo supo de inmediato, y yo no podía hacer otra cosa mas que llorar. Porque por fin entendía que a su lado yo no soy nada. No puedo crear nada de ese amor. Un amor de piedra. Un amor sin alma… yo, yo no…
Bella empezó llorar con fuerza, de manera que ya no pudo decir nada. Se tapo la cara con las manos y se escondió entre sus rodillas. La abrace como acto reflejo. Sentí su cuerpo temblando entre mis brazos, y sin que ella se diera cuenta, sonreí. A pesar de lo extraño de la situación. Porque yo había tenido ese mismo sueño tantas veces. Porque quizás mi corazón estaba seguro de que esto algún día pasaría, si esperaba lo suficiente. A fin de cuentas, yo era su Sol. Yo era su Jacob. Y ella, siempre fue mi Bella.