Londres

jueves, 27 de agosto de 2009

No pude evitar a las lágrimas escaparse. Lo ultimo que quería era que me vieras llorar. A pesar de que yo se que tu sabías que mi corazón se acababa de hacer añicos y yo no podía hacer nada mas que mirar los pedacitos en el piso.
- Lo siento, amor...
Salado en mi boca.
-¿Cuanto tiempo?
-Por el resto del semestre.
-Si acabamos de empezarlo...
Todavía no te vas, y ya te extraño.
Tus dedos en mis mejillas, enjugándome. Mi cabeza lo entendía, ¿mi alma? Ella ya se había ido al rincón y no miraba a nadie a los ojos.
Levanté la frente. Hice el intento. Te miré tiernamente. Forzé una sonrisa.
- Se que te vas a divertir en Londres. No te preocupes. Tu te lo ganaste, y no es como si pudieras pedirle al director que te deje llevarme... ¿o sí?
Un guiño de ojo. Un abrazo de oso. Mi cuerpo aún tiembla. Yo digo que si, pero mi mano se aferra fuerte a la tuya, como creyendo que así evitara que te escapes.
- Te prometo que se pasara rápido. Ni cuenta te darás de que no estoy.
Un beso rápido, y se acabó. No hay nada mas que decir. Y yo me estoy muriendo de miedo.

Él.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Estaba cansada. Era la tercera vez en ese día que tenia que subirme al metro. No ponía mucha atención a mi alrededor. Solo me perdía en mis divagaciones y en la música que salía por mis auriculares. No había pasado nada nuevo ese día. Lo mismo de siempre, la misma escuela, la misma gente, el mismo andén. Pero entonces… lo vi.
Me pasó por enfrente mientras buscaba en donde sentarse. Quizá otro día lo hubiera visto y no lo habría notado, pero algo me atrajo. Como si el fuera el lado positivo y yo el negativo queriendo aferrarse a su cuerpo y no dejarlo escapar nunca.
El no me notó, se fue a sentar y se dejó caer en el asiento con cara de fastidio. Se quitó los anteojos para pasarse la mano por los ojos. Yo miraba cada movimiento suyo, fascinada. No era perfecto ni mucho menos. Era simplemente… él. Él con su camisa desabrochada de los botones mas altos dejando ver la piel tensa sobre los huesos de su cuello; él con su nariz fina y sus labios delgados adornados por unos ojos sublimes color chocolate y unas mejillas ligeramente rosadas; él con su cabello corto y sin muchas complicaciones. Él, con un aire de hombre mayor pero a la vez un espíritu joven, desgarrador.
De pronto volteó hacia mí. Y fue electricidad. La podía sentir saliendo por su mirada penetrante y rodeando todo lo mío, bajando por mi cuerpo, haciéndome temblar.
No era amor a primera vista. Yo no creía en eso. Pero sin duda era algo nuevo, algo inexplicable.
El sonido del tren acercándose me despertó del sueño. Ambos nos volteamos hacia enfrente al mismo tiempo. Lo observé pararse y acercarse al final del andén. ¿Lo habría sentido también? Quizás no. Quizás solo vio en mi una niña curiosa y sin importancia alguna.
Me subí al tren, aun sin quitarle los ojos de su espalda, su camisa clara. Noté que era alto, y mis labios se torcieron ligeramente en una sonrisa. Era mas alto que yo.
Yo me recargué en la puerta del tren. Él escogió un asiento, con otro vacío a su lado.
No era el destino. Yo no creía en eso. Pero era algo. Eran nuestros imanes que se buscaban a través de la materia. Me fui a sentar a su lado. Mas por inercia que por voluntad propia.
Y otra vez esa sensación. Esa sensación de electricidad. De magia. Quizá era solo yo.
Podía ver a través del rabillo del ojo, como su pecho se levantaba y volvía a bajar; respiraba muy profundamente.. me hacia sentir cosquillas en lugares escondidos. Podía olfatear su fragancia, cerraba los ojos y me dejaba envolver en ese aroma a.. él. Yo solo quería tocarlo, quería besarlo. Decirle “Hola extraño. Te he estado buscando” y que me sonriera y que me abrazara. Que me cuidara por el resto de sus días y que me amara después de saber quien era yo.
Pero esas cosas no pasan en la vida real. Mi mundo de fantasía siempre existiría de ese modo. Y no podía hacer nada, mas que esperar magia. Pero yo no creía en la magia.
El viaje se hizo muy corto. Yo no quería que terminara jamás. Y el milagro nunca llegó. Y las puertas se volvieron abrir, presionándome para que volviera ala realidad, para que bajara del tren para que este pudiera seguir su rutina. Pero la magia me pilló.
Bajé del tren, pisando con cuidad, pisando sin prisa, con mi imán quejándose de la falta de su lado opuesto. Pero la sensación duró poco. Porque ahí estaba el, otra vez. Bajando las escaleras al lado mío. A paso lento, sin prisa. Queriendo prolongar el momento de utopía.
Seguimos así, por no se cuando tiempo. Un escalón a la vez. No nos mirábamos, pero sentíamos la electricidad; el magnetismo. La gente a nuestro alrededor se difuminaba como el viento, ese que no puedes ver, que sientes pero que no te importa. No piensas en el. Pero tenía que terminar. Como todo en esta vida, llega a un final. El mío fue en la estación de la universidad, en donde había dos caminos para tomar. Yo soy la derecha, y el es la izquierda. Yo el negativo y él el positivo. Pero antes de irse, otra vez a no se donde, me regaló una ultima mirada. Yo voltee hacia atrás y me tope con sus ojos. Fijos. Oscuros. El lo sabía, y yo también. Que quizás esta sería la ultima vez. La primera y última, que coincidimos en este camino, que en cada bifurcación nos aleja mas y más. Y ya no habrá amor a primera vista, y ya no habrá destino, y ya no habrá magia ni milagros ni sueños ni utopías.
Adiós extraño. Si te hubiera podido decir algo, te habría hecho saber, que la vida es un solo camino, con todo y sus bifurcaciones, que termina en un solo lugar. Y cuando lleguemos a ese final, nos volveremos a encontrar.

Dulce Tortura

martes, 25 de agosto de 2009

Mirame con esos ojos negros que me hacen soñar.
Sedúceme. Hazme temblar.
Dejame perderme y nadar en tus pupilas.
Dejame quererte. Mas que a nada. Mas que a mi vida.
Toma mi mano. Suave, casi sin querer.
Provoca en mi sensaciones escondidas.
Juega con mi cabello y besa mi oreja.
Deja que tus dedos se vuelvan autónomos y me recorran. Con vida propia. Sin miedos.
Bésame.
Hasta llegarte a secar de amor.
Sin dejar huella en nadie. Solo en mí.
Huye conmigo. Cambia tu nombre. Provócame. Descúbreme.
Que yo puedo ser para ti la mas dulce tortura.


..

Capitulo 6 parte 2. "Dulce Prisionero"

sábado, 22 de agosto de 2009

Esta es la segunda parte del capitulo 6 y falta una mas. Disfruten. (Clasificación C-17. Contiene temas adultos!)
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Y estaba en todos lados. Sus manos en mi pecho y en mi cuello acariciando mi nuca. Sus rodillas apretadas contra mis caderas. Sus labios en los míos, suaves, húmedos y perfectos. Su aliento fresco bajando por mi garganta. Sus muslos sobre mis piernas y su cintura en mis manos. Sentía la piel suave de su espalda con mis dedos, no podía parar. Yo era su dulce prisionero, de un cárcel de lujuria disfrazada de besos sedientos y caricias tiernas. Pero poco a poco se iba convirtiendo en algo mas, el deseo profundo iba saliendo a la superficie y llevándome al más oscuro de mis sueños, ese que pensé que nunca sería realidad, hasta el día en que ella mencionó esas dos simples pero milagrosas palabras: te amo.
El amor saca lo mejor y lo peor de las personas. Puede convertir a un vagabundo en un poeta, a un caballero en un asesino en serie, a un hombre común y corriente, en un lobo peligroso… pero hoy, yo me estaba convirtiendo en algo más. Cada beso que se hacia mas urgente, me obligaba a aferrarme mas fuerte a ella; cada vez que tomaba un puñado de mis cabellos entre sus dedos me daba el coraje para recorrer rincones de su cuerpo prohibidos, pero que me moría por conocer. Mis dedos iban de su cintura a su ombligo, y luego un poco mas abajo, y luego arriba de nuevo, hasta llegar a la línea de su sostén, esa pequeña prenda que todos los chicos pervertidos de mi edad no dejan de mencionar, y que ahora era una intrusa de nuestra intimidad.
Bella entreabrió los ojos, sabiendo lo que estaba planeando y enviándome miradas de complicidad. Lo quería, ella lo estaba deseando tanto como yo. Y yo no podía dejar de cumplir sus deseos. Mis manos siguieron su camino como con voluntad propia, siguieron la línea desde el listón central hasta el broche en su espalda. No fue difícil, pude sentir la presión desaparecer. Mis manos no se detuvieron ahí, y fueron de regreso hasta el regalo que acababan de abrir. Pude sentir finalmente sus senos. En toda su magnificencia. Libres, pero a la vez prisioneros míos. Había soñado con ellos tantas veces, pero mis sueños no le hacían justicia. Se acomodaban perfectamente entre mis manos, como piezas de rompecabezas. Eran suaves y pequeños, pero redondos y exquisitos. No pude evitar que mi entrepierna diera un respingo. Mis manos no paraban. Se atrevieron a recorrer cada rincón, cada poro, saturándose de esa dulzura que ella irradiaba. Se atrevieron a probar sus pezones, primero rodeándolos cuidadosamente y sentir como se endurecían con cada roce. Creo que fue ahí cuando me perdí. Ahí o cuando pude escuchar los gemidos de Bella y mirar sus ojos oscurecidos mientras la manoseaba, como el adolescente depravado que era. Pero no me sentía así, para nada. Sabía que lo que estaba haciendo era un acto de amor, además, no era como si fuera el primer chico que tocara a una mujer, era algo perfectamente normal. Dios, ya ni siquiera podía pensar con cordura.
Bella dejó de besarme y yo bajé de nuevo mis manos hasta sus caderas. Quizá había cruzado la línea y la había hecho sentir vergüenza. Oh, Jacob, que equivocado que estabas. Sus ojos no mostraban ni una pizca de pena o incomodidad. Al contrario, seguía teniendo esa mirada profunda y de deseo, y estaba seguro que mi cara se veía mas o menos igual. No entendí lo que estaba pasando hasta que sus ojos se perdieron detrás de la tela negra de su camiseta. Mi novia se estaba desnudando para mí… y de la forma mas lenta y sensual que podía. Yo estaba sediento, no hice ni ademán de detenerla. Solo miré. Desvergonzado. Admiré lo que recién mis manos habían saboreado. Pero necesitaba mas. Mi boca también quería un pedazo de pastel. ¿Y puedo culparla? Eran la cosa mas apetecible que jamás había tenido tan cerca. Levanté el rostro y ella seguía viéndome así, pidiéndolo, suplicándome que lo hiciera… Me atreví otra vez. Con las manos en su espalda la jalé hasta mi boca, y pude saborear ese manjar delicioso otra vez. Empecé dando pequeños besos a los costados de su seno hasta llegar a la cima de la pequeña montaña. Empecé a succionar y a morder dejando salir la parte animal de mi, la deje guiar porque sabia que mis instintos, esta vez, eran correctos. Pude sentir como mi chica curvaba su espalda entre mis manos y la pude oír gemir y la pude escuchar cuando dijo mi nombre, casi en un susurro. Pude sentir como sus caderas se movían en dirección a mi cuerpo, y como su entrepierna buscaba fricción con la mía, a través de la tela de su pantalón y el mío que en estos momentos parecía ser demasiado gruesa. Mi mente no deja de dar vueltas, rodeada por esa fragancia a Bella.
Comencé ese camino desde su pecho hasta su boca una vez mas, mientras nuestros torsos desnudos se buscaban una y otra vez dejando que el movimiento de caderas se hiciera mas y mas intenso. La escena no pintaba muy bien, yo ya estaba perdido completamente en ella y ella no se donde rayos se encontraba. Volví un poco en mi mismo cuando la escuche formar palabras cerca de mi boca, debí prestar demasiada atención para entender lo que trataba de decirme.
- Jake, por favor… - dijo, separando cada palabra por una respiración profunda mientras yo saboreaba su quijada.
- ¿Uh? – no entendía como se las ingeniaba para formular palabras en estos momentos.
- Jacob… hazme el amor…
Hubo una pausa. No había otro sonido mas que el de su corazón acelerado y nuestras respiraciones entrecortadas. Realmente esperaba esa petición mucho mas adelante. Y no estaba seguro de que hacer. Por supuesto que yo lo quería, la amaba demasiado y hacerle el amor era la mejor manera de demostrárselo. Era entregarse completamente. Era lo que quería darle desde el día de la playa en que pude besarla por primera vez sabiendo que era con ella con quien pasaría el resto de mis días. ¿Pero era el momento adecuado? Conocía a Bella perfectamente, sabía que lo quería tanto como yo. Sin embargo los dos éramos jóvenes y teníamos todo una vida por delante, y estas situaciones eran de las que cambian la vida radicalmente, ya sea para bien o para mal.
Pose mis manos en su nuca y baje su rostro hasta que se encontró con el mío. Pude observar sus ojos vidriosos. Había incertidumbre y había determinación. Había vergüenza y había pasión. Pero sobre todo, había amor. El amor alguna vez escondido estaba en todo su esplendor, irradiando a través de ellos. Ella estaba lista. Lo supe. Y por lo tanto, yo también. No necesitábamos mas palabras. Ella sola comprendió que me estaba dejando llevar.
Se recostó en el sillón y me ofreció su mano para que la siguiera. Yo la tomé y besé sus dedos tiernamente, perdiéndome de nuevo en su aroma y su suavidad. Me pose sobre su cuerpo con cuidado de no presionarla mucho, apoyándome en un brazo, y dejando el otro libre para tocarla. Dejé que la fricción comenzará otra vez, primero muy lentamente mientras mi mano recorría cada rincón de sus pechos, su estómago, su cuello y su ombligo. Ella simplemente me besaba de la forma mas dulce mientras sus manos se aferraban a mi espalda. Yo no podía evitar hacer los besos mas urgentes. No quería acelerar las cosas, pero Bella sin embargo se acoplaba fácilmente a mi ritmo. Me volvió loco cuando su lengua acarició mi paladar y su mano realizó un viaje rápido desde mi pecho hasta mi entrepierna, acariciándome firmemente a través del pantalón. El contacto duró apenas unos segundos, pero lo suficiente como para arrancar un gruñido desde el fondo de mi garganta. Sin duda era una fase que no conocía de mi pequeña princesa. Ella sabía exactamente lo que quería y yo no tenía idea de lo que estaba haciendo. Así que le seguí la corriente, e imité sus caricias. Tome su pierna derecha por el muslo y levanté su rodilla, dejándome el camino libre hacia su muslo interior. Subí lentamente y luego finalmente posé toda mi palma en su entrepierna. Comencé a acariciarla despacio, mirándola a los ojos y sintiéndola retorcerse debajo de mí, dejándose llevar por el movimiento de mi mano. Pero ello quería más. Me lo pedía con mirada suplicante. Sabía muy bien lo que pasaba por su cabeza. Yo no se lo iba a negar. Así que mi mano se movió un poco hacia arriba, hasta el botón de sus jeans, y lo desabrochó en un solo movimiento. Ya no había vuelta atrás a partir de aquí. No podía hacer mas que mirarla y seguir el camino. Un camino que me pareció kilométrico y lleno de obstáculos. Desde el botón de su pantalón, un poco mas abajo, mi mano se topó con el elástico de su ropa interior; no me atrevía a bajar la mirada y saber de que color era. Solo podía seguir mirándola a los ojos, y seguir el camino. Mi mano se coló una vez mas, apretujada por la tela encima de ella y la piel debajo. Una piel suave y caliente que se levantaba ligeramente, mientras mi mano bajaba mas y mas. Podía sentir los cabellos cortos y arremolinados, la humedad.. podía sentir a Bella y toda ella. Y eso que todavía no se acababa el camino. Con cada centímetro recorrido podía sentir la temperatura crecer, y la humedad aumentar, y los gemiditos hacerse mas fuertes, y mi respiración entrecortarse. Y de pronto mi dedo índice estaba en un túnel estrecho y mi cara bañada por las profundas respiraciones de Bella, y mi espalda se contraía por los rasguños y mis parpados se apretaban tratando de imaginarse lo que mis manos hurgaban. Y lo que tenía entre las piernas se apretujaba dentro de los shorts queriendo salir para intercambiar lugares con mi mano.


No se que mierda estaba pensando, pero ya no podía pensar mas. Jacob me daba todo lo que le pedía sin ni siquiera abrir la boca para hacerlo. No pensaba que fuera a ceder tan fácil cuando le pedí que me hiciera el amor. La única experiencia que había tenido al formular esas palabras había terminado en un rechazo, una petición de matrimonio y una súplica a un vampiro para que me chupe sangre. Pero Jacob no era ningún vampiro. Era un hombre de carne y hueso, igual que yo, queriendo sentir. Y yo quería que sintiéramos lo mismo. Pero tenía que dejar de hacer esos movimientos con su dedo para dejarme pensar.
Me las ingenié para tomar su muñeca y detenerla. Jacob tenía los ojos apretados y tardó un poco en darse cuenta, porque yo seguía gimiendo y retorciéndome debajo de él sin poderlo evitar. Pero basto para que me mirara a los ojos para comprenderme. Daba miedo la manera en que estábamos conectados en este momento.
Saco su mano de mi pantalón y elevó su cuerpo. Su torso desnudo se levantaba y bajaba muy rápidamente, mientras yo me disponía a desabrochar sus shorts y el acariciaba mis brazos. Después de batallar un poco con el zipper logre desabrochar la prenda por completo, y comencé a bajarla, nerviosa, pero sin perder la oportunidad de sentir sus contorneadas piernas con cada roce.
Estaba asustada y ansiosa. No sabía muy bien que esperar de Jacob. La verdad no hubiera sabido que esperar de nadie porque era la primera vez que me encontraba en esta situación de estar con un muchacho desnudo. Todo esto dando vueltas en mi cabeza solo logro que mis manos temblaran incontrolablemente.
- Bella… - di un ligero respingo y levanté el rostro. El escuchar la voz ronca de Jake después de haber estado tanto tiempo sin decir nada me hizo sentir extraña. Baje mis manos hasta el cojín del sillón que estaba soportando mi cuerpo y miré hacia arriba. – Te amo.

Y eso fue todo. Era todo lo que necesitaba.

Asunticos...

viernes, 21 de agosto de 2009

Se que me he ausentado. Del fanfiction (mi historia culposa) y del blog en general. De repente lo abro y me da gusto ver que si tengo visitas. Y me dieron ganas de seguir escribiendo.
Pero la inspiración no me llegaba. Tampoco el tiempo para escribir. Escuela, trabajo, etc. etc.
Malas excusas, lo se.
Asi que espero que la historia me siga saliendo tan bien como yo siento que iba. En sí ya la tengo toda pensada, hasta tengo el capi final escrito. Pero son de esas veces que traes una idea dándote vueltas en la cabeza y no encuentras la forma de ponerla en un papel.
Abrí los coments, ahora todo mundo puede opinar. La razón por la que no los puse asi desde el principio, era porque de hecho este sería un blog privado. Osea namas escribía para mi, lo que de repente va saliendo. Como una escapatoria de la realidad.
Pero bueno, asi se quedó. Y para los poquitos que leen este humilde blog. Muchas gracias por darse el tiempo. Espero que para ustedes tambien sea una forma de olvidarse de todo por lo menos un ratito.
Ah, y una nota. La continuación del capi (en el que estoy trabajando en estos momentos, de hecho) tiene clasificación mmm B17 diria yo? No se, pero es la razón por la que es mi historia culposa. Como mi hermano dice: todas esas amantes de Crepúsculo y fanfictioneras son unas pervertidas. A ver si lo puedo subir hoy o mañana para que se den cuenta de porque. ¡Advertidos están! Igual yo se que les encantan esas cosas.

Un beso, extraño.

Sophie.

Cap 6 parte 1 "Dulce prisionero"

Me despertaron las frías gotas de lluvia golpeándome en la espalda. O al menos eso creí al principio, hasta que ví la fantasmagórica mano que se posaba sobre una de mis patas delanteras. Me sobresalté al punto de levantarme fugazmente sobre mis cuatro patas en pose amenazante y gruñir furioso; yo no tenia la culpa, este cuerpo agudizaba mis sentidos y vulcanizaba mis emociones. La chica que antes estaba hincada a mi lado profirió un grito mudo y se alejó, perdiendo el equilibrio y golpeándose contra el suelo. Me miró aterrorizada. No. Lo ultimo que quería era asustar a mi princesa. Pero mas asustado estaba yo, al pensar en lo cerca que estuve de terminar como Sam, lamentándome por el resto de mi existencia.
No podía hablar en este cuerpo así que la miré de la manera mas reconfortante que pude. Me senté en mis cuartos traseros y saque la lengua, esperando que entendiera el mensaje.
Pero me seguía mirando de manera perturbada. ¿Había algo que no cuajaba en esta escena?¿Acaso yo, dormido, debajo de su ventana y con el cuerpo cubierto de pelo?
No podía hablar con ella y explicarle (aun no estaba seguro si Bella debía saber la verdadera razón por la que estaba ahí), pero no podía transformarse frente a ella y dejar que me viera desnudo. ¿Qué podía hacer? No podía alejarme tan bruscamente porque tal vez se volviera asustar.
Pero mi chica sabía entenderme. Me sonrió amigablemente y se levantó, sacudiendo la hierba de sus jeans, ahora mojados.
- El desayuno te espera adentro, perro guardián. Espero que te gusten las croquetas.
Me dejó solo en la lluvia, empapado y confundido. Tenia que estar bromeando. ¿Se atrevió a decirme perro? Mala elección de palabras, princesa.

Entré por la puerta de enfrente y caminé hasta la cocina, guiado por el familiar olor a comida recién cocinada; huevos revueltos y pan tostado, si mi olfato no me engañaba (¡por supuesto que no lo hacia!). Y ahí parada en medio del cuarto mi Bella, la culpable del mas reciente crimen del día. Hora de jugar…
- Y aquí puede ver, televidentes, una de las técnicas de caza del lobo. Vean como se esconde entre la hierba, acechando a su presa. Esta vez le toca la mala suerte a una criatura poco común de los bosques de América. Isabella Swan, la llaman los biólogos… - me fui acercando lentamente a Bells, mientras ella me miraba con cara de interrogación y una sonrisa torcida mientras ponía los platos en la mesita. - . Dicen de esta especie, los expertos, que es una criatura sumamente torpe, y no sabe medirse a la hora de provocar a los lobos, para los cuales tiene un excelente sabor…
Pero su sonrisa torcida se borró inmediatamente de su rostro, mientras miraba hacia otro lado que no fuera a mí. Mierda, cágala de nuevo y si te creo que seas un perro. Lo último que quería era recordarle aquella otra criatura, para la cual también tenía buen sabor. Mi animal interior dio un gruñido, pero el hombre enamorado en mí simplemente se acercó a la chica y la abrazó por la espalda, mientras ella ponía lo cubiertos. Solo pensaba en reconfortarla.
- Lo siento, cariño. Fue mi error.
Se giró entre mis brazos y me rodeó el cuello.
- Esta bien, Jake. No importa. No debí reaccionar así.
Cuando por fin la miré bien a los ojos, noté algo diferente. Había algo que le incomodaba. Y estaba seguro que no era por lo que acababa de pasar.
- ¿Estas bien?¿De veras?
Torció la boca y bajo la mirada. Pero después me dio un pequeño beso en los labios y me miró otra vez.
- Todo esta bien, de veras. Ven, tu desayuno se enfriara.
Nos sentamos a la mesa. Algo no me olía bien. Y no eran los huevos y el pan tostado.



Aquél comentario me había recordado la noche anterior. No podía evitarlo. Algo no se sentía igual como los otros días. Además que todavía no entendía que estaba haciendo Jacob dormido debajo de mi ventana y en su forma lobuna. Algo no andaba bien, podía sentirlo. Pero yo esperaba que no tuviera nada que ver con la sensación de hace horas. No podía ser, simplemente. No podía.
Jacob comenzó a comer (o debo decir, ¿tragar?) el desayuno. Estaba tan acostumbrada a su forma de comer que no me sorprendió que yo apenas me había llevado un bocado a la boca y el ya iba por su segunda porción. De verdad iba a extrañar hacerle el desayuno a Jacob cuando el entre de nuevo a la escuela. La escuela, eso me recordó…
- Hey Jacob. Tengo unas buenas nuevas.
-¿Mmmm? – tragó el bocado de su boca, y me miró extrañado. - ¿Qué pasa?
- Tengo nuevo trabajo. Y no va evitar que nos veamos por las tardes para ayudarte con tu tarea de joven preparatoriano.
Me sonrió con esos dientes brillantes que tanto me gustaban y tomó mi mano recargada en la mesa.
- ¿De veras? Esa idea me fascina, abuelita creída. ¿Vas ayudarle a Charlie o algo así?
- No tontuelo. ¡Eso me llevaría todo el día! Conseguí trabajo en la preparatoria de Forks como secretaria. No es mucho trabajo y la paga es buena. ¿Esta bueno, verdad?
Me emocionaba pensar que había tiempo suficiente en mi horario como para que Jacob pasara por mi en la moto a la hora de salida y pasar los días juntos. En su casa o en la mía, ya no había diferencia alguna. Las dos eran mi hogar. Además así podía comenzar ahorrar la lana para la universidad, una casa… cualquier cosa que esperara por nosotros en un futuro cercano.
Jacob terminó de comer, se bebió el jugo de un solo trago y me levantó sobre sus hombros, llevándome de cabeza hasta el sillón en la sala. Me tomó de la cintura y me posó encima de el, con nuestras caras una frente a la otra y nuestro brazos aferrados el uno al otro, sonriéndonos mutuamente y disfrutando el momento. Y olvidando todo lo que había pasado aquellas últimas horas.
- Genial. – me dijo, dándome pequeños besos en el cuello en las mejillas. Yo simplemente me derretía cada vez que hacia eso. – eso significa que tenemos el resto del día para nosotros solos de aquí en adelante.
- Y las noches… - le dije, pícaramente. Y entonces pasó.
Jacob borró la sonrisa de su rostro y se puso muy serio, mirándome tan profundamente que casi me pierdo en la oscuridad de sus pupilas. Fue como un choque eléctrico que iba y venía de su cuerpo al mío. Como dos imanes luchando contra la materia que los separa, para acercarse y unirse en uno solo. Entonces lo besé. Y estaba en todas partes. Y no había nada mas. Dejó de importarme si lo que pensé ver ayer en la ventana fue un sueño, deje de pensar en lo que sentí cuando vi a Jacob dormido bajo la lluvia. Deje de pensar en donde estaba. Solo había una cosa en la cual concentrarse, y esa eran los labios de mi novio, y las cosas que me estaba haciendo sentir debajo del ombligo.

Respirando recuerdos

miércoles, 19 de agosto de 2009

Hoy me regalaron una botellita de perfume. Era una botella familiar. Solía usarla mucho hace algún tiempo.
Había escuchado antes que el amor entra por la nariz. Hoy entendí un nuevo significado a esa frase.
Apenas abrí botella y llegaron a mi cabeza miles de recuerdos que pensaba perdidos. Todo por un simple aroma.
Aquella nota dulce que salía de la boca de la botella morada, olor a rosas y anís, se fue metiendo en mis pulmones y subiendo por mi sangre hasta lo mas profundo de mi conciencia. Comenzaron a brotar escenas, recuerdos, cosas que jamás pense volver a sentir, sobre todo porque había jurado olvidarlas para siempre. Había jurado olvidarte.
Pero ahí estaban. Besos en el auto, salidas por la noche, llantos, celos, cariño, primeras veces, ultimas, abrazos amigables, momentos incómodos, bailes, cine, comidas, escapadas de la escuela. Todo lo que conlleva el primer amor.
Nuestro primer amor tal vez no fue perfecto, y se fue deshaciendo con el tiempo, pero lo importante es que existió. Y ese perfume me ayudó a recordarlo. Ahora no puedo dejar de acercar mi muñeca a mi nariz, donde perdura la fragancia. Me hace sentir a salvo. De alguna forma es como viajar en el tiempo; como volver a sentir lo que sentía cuando sabía que venías camino a mi casa para llevarme a cualquier lado, y yo esparcía este aroma por todo mi cuerpo, y me ponía bonita solo para ti. Y no pensaba en nada mas que en ti. Y nada mas importaba. Solo tú. Y yo.
Quizás ya no soy la misma de aquellos días. Sigo siendo joven, pero al mismo tiempo entiendo un poco mejor todo. Y entiendo tambien porque nuestra historia tuvo un fin. Y le encuentro sentido. Y ya no estoy triste con esos pensamientos. Me dan esperanza. De que con el tiempo lo pueda volver a vivir, pero aprendiendo de nosotros y en lo que fallamos. Y pueda comprar un nuevo perfume. Para plantar esos nuevos recuerdos en mi mente. Y respirarlos.



Pd. El perfume se llama "Very Irresistible" de Givenchy. Delicioso.